espondilitis

¿Qué es la espondilitis anquilosante y cómo se produce?

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¿Has oído hablar de la espondilitis anquilosante? Es una enfermedad que sufren especialmente los hombres jóvenes. En este post te contamos que es y cómo se produce la espondilitis anquilosante, para que si sufres de esta patología puedas ponerte en manos de un cirujano profesional en lesiones de columna.

Qué es la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral, pues provoca que las vértebras se fusionen unas con otras. Esto hace que la espina dorsal pierda flexibilidad y aumente la rigidez de la columna, derivando en una postura encorvada. Además, puede llegar a afectar a las costillas, dificultando la respiración. Se trata de una enfermedad reumática del grupo de las espondiloartropatías.

El diagnóstico de la espondilitis anquilosante se basa en criterios clínicos y radiológicos, es decir, si la persona presenta dolor lumbar durante más de 3 meses que no cesa con reposo y, además, tiene limitada la movilidad torácica y de la columna. A través de una radiografía el profesional podrá comprobar si las articulaciones sacroilíacas o las vértebras están inflamadas, lo que evidencia la enfermedad. Si solamente cumple con uno de los dos criterios, la patología será diagnosticada como probable.

Actualmente, para detectar las lesiones agudas se recurre al uso de una resonancia magnética que permite detectar más rápidamente la enfermedad.

Por otro lado, los análisis de sangre y orina pueden ayudar al diagnóstico, pues la presencia del antígeno HLA-B27 puede determinar la intensidad mayor o menor del proceso inflamatorio que sufre el paciente.

El desconocimiento y la confusión de esta enfermedad con la lumbalgia puede retrasar significativamente su diagnóstico. Un estudio realizado en 2017 situaba este retraso en más de seis años en el 75% de los pacientes. Por lo tanto, es importante incidir en el conocimiento de esta enfermedad y en una detección temprana, pues puede ser de gran ayuda para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.

Espondilitis anquilosante

Síntomas de la espondilitis anquilosante

Los primeros síntomas se caracterizan por un dolor en la zona lumbar acompañado de sensación de rigidez fundamentalmente por la mañana. Suele aminorarse el dolor tras la actividad física o a lo largo del día. En cambio, los síntomas relacionados con la inflamación de las articulaciones sacroilíacas (presentes en la pelvis) se manifiestan con dolor en la región de los glúteos y suele aparecer por la noche. Generalmente los síntomas comienzan en la edad adulta temprana (entre los 20 y 30 años), y es más común en hombres que en mujeres.

En algunos pacientes, la enfermedad comienza con la inflamación de una o varias articulaciones de las extremidades (artritis periférica), generalmente inferiores (rodillas, tobillos o pies) pero también hombros. Además, estos pacientes suelen presentar dolor en el tórax debido a la inflamación de las articulaciones entre el esternón, las costillas y las clavículas, lo que conlleva a largo plazo a una limitación de la movilidad del tórax.

También es común que la inflamación se manifieste en los ojos, sobre todo en el iris, y esto suele preceder a la molestia vertebral. Por otro lado, un pequeño porcentaje de los pacientes con enfermedad de larga evolución sufre alteraciones en la válvula aorta, en los pulmones o en el riñón. Por ello, conviene que las personas con espondilitis anquilosante eviten fumar.

Los síntomas más habituales son:

  • Dolor en la columna.
  • Dolor e inflamación en hombros, rodillas, tobillos y esternón.
  • Inflamación y enrojecimiento ocular.
  • Visión borrosa.
  • Pérdida de movilidad.
  • Rigidez vertebral.
  • Dolor en el cuello.
  • Cansancio.
Dolor en

Causas de la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante no tiene una causa específica conocida, aunque podría estar relacionada con factores genéticos, pues tienen un riesgo superior de sufrirla las personas que tengan un familiar de primer grado con la enfermedad.

Particularmente, las personas que tienen un gen llamado HLA-B27 tienen un riesgo mucho mayor de sufrir espondilitis anquilosante, asociado a una respuesta anormal a determinados gérmenes. Pues, se piensa que algunas bacterias del intestino son en parte responsables del desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, tenerlo no significa que se vaya a padecer esta afección. Según la Sociedad Española de Reumatología, menos del 10% de los portadores sufre esta patología.

Tratamiento de la espondilitis anquilosante

Actualmente no existe una cura como tal, pero los tratamientos pueden disminuir los síntomas y posiblemente retrasar la evolución de la enfermedad.

El tratamiento se basa en tres partes:

El tratamiento se basa en tres partes:Tratamiento farmacológico: a base de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno y naproxeno o indometacina y diclofenaco

  • En casos más agudos, se puede combinar con otros fármacos que modifican la enfermedad, como la sulfasalazina. Y en los casos más graves, se recurre puntualmente a la infiltración con corticoides.
  • Tratamiento con fisioterapia: pueden ayudar a mitigar el dolor y aumentar la fuerza de las articulaciones.
  • Ejercicios físicos adecuados: la práctica de natación y los ejercicios de corrección postural son idóneos para la columna vertebral, pues permiten la extensión de la espalda y mantienen la movilidad de los hombros y caderas. Estas actividades deberán estar adaptadas a cada paciente, pues la práctica intensa de deporte puede ser contraproducente.

La cirugía solo está indicada cuando las articulaciones están muy dañadas o el tratamiento no reduce el dolor. Normalmente, consiste en intervenciones de la cadera o de las rodillas. Solo excepcionalmente, se realizan cirugías para enderezar la columna vertebral, pues se trata de una operación de gran complejidad.

Hoy en día, no es frecuente que la espondilitis anquilosante sea grave, lo que significa que no es muy probable que se suelden todas las vértebras. Pues gracias a la rehabilitación y la gimnasia correctiva, los pacientes consiguen mantener una adecuada calidad de vida.

  • En casos más agudos, se puede combinar con otros fármacos que modifican la enfermedad, como la sulfasalazina. Y en los casos más graves, se recurre puntualmente a la infiltración con corticoides.
  • Tratamiento con fisioterapia: pueden ayudar a mitigar el dolor y aumentar la fuerza de las articulaciones.
  • Ejercicios físicos adecuados: la práctica de natación y los ejercicios de corrección postural son idóneos para la columna vertebral, pues permiten la extensión de la espalda y mantienen la movilidad de los hombros y caderas. Estas actividades deberán estar adaptadas a cada paciente, pues la práctica intensa de deporte puede ser contraproducente.

La cirugía solo está indicada cuando las articulaciones están muy dañadas o el tratamiento no reduce el dolor. Normalmente, consiste en intervenciones de la cadera o de las rodillas. Solo excepcionalmente, se realizan cirugías para enderezar la columna vertebral, pues se trata de una operación de gran complejidad.

Hoy en día, no es frecuente que la espondilitis anquilosante sea grave, lo que significa que no es muy probable que se suelden todas las vértebras. Pues gracias a la rehabilitación y la gimnasia correctiva, los pacientes consiguen mantener una adecuada calidad de vida.

dolor en la columna vertebral

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El Dr. Pablo Somoza, es un especialista en Neurocirugía con más de 20 años de experiencia. Gracias a este profesional podrás recibir el mejor tratamiento para la espondilitis anquilosante, así como también para otras patologías de la columna vertebral.

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