La espondilitis anquilosante es una enfermedad reumática crónica que afecta principalmente la columna vertebral, pero puede comprometer otras articulaciones y órganos del cuerpo.
Esta afección, que a menudo comienza con dolor lumbar, puede tener un impacto profundo en la calidad de vida de quienes la padecen.
Aquí te explicamos en detalle qué es la espondilitis anquilosante, sus síntomas más comunes, y los tratamientos disponibles para controlarla.
Qué es la espondilitis anquilosante
La espondilitis anquilosante es una forma de artritis que se caracteriza por la inflamación crónica de las articulaciones, especialmente las de la columna vertebral. Esta inflamación puede ocasionar el endurecimiento y la fusión de las vértebras, lo que limita la movilidad y produce una rigidez severa.
A diferencia de otras formas de artritis, la espondilitis tiende a manifestarse en personas jóvenes, especialmente en hombres menores de 40 años. Sin embargo, los síntomas espondilitis anquilosante en mujeres suelen ser más sutiles y pueden tardar más en diagnosticarse.
Síntomas de la espondilitis anquilosante
Los primeros síntomas se caracterizan por un dolor en la zona lumbar acompañado de sensación de rigidez, fundamentalmente por la mañana.
Suele aminorarse el dolor tras la actividad física o a lo largo del día. En cambio, los síntomas relacionados con la inflamación de las articulaciones sacroilíacas (presentes en la pelvis) se manifiestan con dolor en la región de los glúteos y suele aparecer por la noche.
Generalmente los síntomas comienzan en la edad adulta temprana (entre los 20 y 30 años), y es más común en hombres que en mujeres.
En algunos pacientes, la enfermedad comienza con la inflamación de una o varias articulaciones de las extremidades (artritis periférica), generalmente inferiores (rodillas, tobillos o pies) pero también hombros.
Además, estos pacientes suelen presentar dolor en el tórax debido a la inflamación de las articulaciones entre el esternón, las costillas y las clavículas, lo que conlleva a largo plazo a una limitación de la movilidad del tórax.
También es común que la inflamación se manifieste en los ojos, sobre todo en el iris, y esto suele preceder a la molestia vertebral.
Por otro lado, un pequeño porcentaje de los pacientes con enfermedad de larga evolución sufre alteraciones en la válvula aorta, en los pulmones o en el riñón. Por ello, conviene que las personas con espondilitis anquilosante eviten fumar.
Los síntomas más habituales son:
- Dolor en la columna.
- Dolor e inflamación en hombros, rodillas, tobillos y esternón.
- Inflamación y enrojecimiento ocular.
- Visión borrosa.
- Pérdida de movilidad.
- Rigidez vertebral.
- Dolor en el cuello.
- Cansancio.
Síntomas de la espondilitis anquilosante en mujeres
Aunque la espondilitis anquilosante es más frecuente en hombres, las mujeres también pueden padecerla. En ellas, la enfermedad puede manifestarse de manera más leve y los síntomas pueden confundirse con otros problemas de salud, lo que retrasa el diagnóstico. Las mujeres pueden experimentar:
- Dolor en la zona pélvica.
- Inflamación en las caderas.
- Fatiga crónica.
El cansancio es uno de los síntomas más reportados en ambos sexos, y en las mujeres puede ser aún más pronunciado. Los síntomas de cansancio de la espondilitis anquilosante puede afectar gravemente la calidad de vida, impidiendo la realización de tareas cotidianas.
¿Qué causa la espondilitis anquilosante?
La espondilitis anquilosante no tiene una causa específica conocida, aunque podría estar relacionada con factores genéticos, pues tienen un riesgo superior de sufrirla las personas que tengan un familiar de primer grado con la enfermedad.
Particularmente, las personas que tienen un gen llamado HLA-B27 tienen un riesgo mucho mayor de sufrir espondilitis anquilosante, asociado a una respuesta anormal a determinados gérmenes.
Pues, se piensa que algunas bacterias del intestino son en parte responsables del desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, tenerlo no significa que se vaya a padecer esta afección. Según la Sociedad Española de Reumatología, menos del 10% de los portadores sufre esta patología.
Tratamiento de la espondilitis anquilosante
Actualmente no existe una cura como tal, pero los tratamientos pueden disminuir los síntomas y posiblemente retrasar la evolución de la enfermedad.
El tratamiento se basa en tres partes:
- Tratamiento farmacológico: a base de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno, naproxeno, indometacina o diclofenaco. En casos más agudos, se puede combinar con otros fármacos que modifican la enfermedad, como la sulfasalazina. En los casos más graves, se recurre puntualmente a la infiltración con corticoides.
- Tratamiento con fisioterapia: puede ayudar a mitigar el dolor y aumentar la fuerza de las articulaciones.
- Ejercicios físicos adecuados: la práctica de natación y los ejercicios de corrección postural son idóneos para la columna vertebral, pues permiten la extensión de la espalda y mantienen la movilidad de los hombros y caderas. Estas actividades deben estar adaptadas a cada paciente, ya que la práctica intensa de deporte puede ser contraproducente.
La cirugía solo está indicada cuando las articulaciones están muy dañadas o el tratamiento no reduce el dolor. Normalmente, consiste en intervenciones en la cadera o en las rodillas.
Solo excepcionalmente se realizan cirugías para enderezar la columna vertebral, pues se trata de una operación de gran complejidad.
Hoy en día, no es frecuente que la espondilitis anquilosante sea grave, lo que significa que no es muy probable que se suelden todas las vértebras. Gracias a la rehabilitación y a la gimnasia correctiva, los pacientes consiguen mantener una adecuada calidad de vida.
La espondilitis anquilosante puede desaparecer: ¿Es posible?
Muchas personas se preguntan si la espondilitis anquilosante puede desaparecer. Lamentablemente, esta es una enfermedad crónica que no tiene cura en la actualidad.
Sin embargo, con el tratamiento adecuado, los síntomas pueden ser controlados y es posible llevar una vida activa y relativamente normal.
El pronóstico varía de una persona a otra, pero con un diagnóstico temprano y un manejo adecuado, se puede prevenir la progresión de la enfermedad.
Impacto en la vida diaria
La espondilitis anquilosante puede afectar muchas áreas de la vida diaria, desde la capacidad para realizar tareas físicas hasta la salud emocional. El dolor constante y la fatiga pueden llevar a problemas de insomnio y afectar las relaciones personales y laborales.
Es fundamental que los pacientes reciban apoyo tanto médico como emocional. Mantener una actitud positiva, seguir un régimen de ejercicios adecuado y tener una red de apoyo son clave para mejorar la calidad de vida.
La espondilitis anquilosante es una enfermedad que puede ser debilitante si no se trata a tiempo. Afecta principalmente la columna vertebral, pero puede extenderse a otras áreas del cuerpo, como las manos y el cuello.
Aunque no existe una cura, los tratamientos disponibles permiten a los pacientes controlar los síntomas y prevenir complicaciones graves.
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