La hernia discal cervical es uno de los problemas más comunes que se diagnostican actualmente en los centros médicos. Si quieres saber más información sobre esta dolencia, sigue leyendo este artículo o contacta con el Dr. Somoza, neurocirujano especialista en hernia cervical.
¿Qué es una hernia discal?
Una hernia de disco o disco herniado se refiere a un problema con uno de los amortiguadores de cartílago (discos intervertebrales) que se encuentran entre los huesos (es decir, las vértebras), apilados para formar la columna vertebral del cuerpo humano. Por lo tanto, una hernia de disco ocurre cuando parte del núcleo pulposo empuja a través de un desgarro en el anillo, causando dolor, entumecimiento o debilidad en brazos y piernas del paciente. Suele desarrollarse en personas de entre 30 y 50 años y puede aparecer como consecuencia de algún tipo de lesión o traumatismo en el cuello, aunque es menos frecuente.
Síntomas de una hernia discal
Gran parte de las hernias discales aparecen normalmente en la región lumbar de cada individuo, aunque también son comunes en la zona del cuello, como analizaremos a continuación en este artículo. En consecuencia, esta serie de síntomas y signos que experimentará el paciente dependerán, principalmente, de la ubicación del disco afectado y de si el disco presiona un nervio.
Entre los síntomas más comunes de la hernia discal cervical, se encuentran:
- Cervicalgia. Se caracteriza por tener dolor en el cuello causado por algún tipo de esfuerzo o por el mantenimiento de posturas repetitivas. Con cada nuevo episodio, el dolor tarda más días en desaparecer y cuando reaparece lo hace en intervalos más cortos. El paciente puede asumir una posición antiálgica (posición para evitar el dolor previo), lo que da como resultado una variedad de afecciones musculares (tortícolis).
- Cérvico-braquialgia. Después de un esfuerzo normal, el paciente siente un dolor intenso que se traslada a uno de los brazos. El dolor puede aumentar cuando realiza cualquier movimiento, especialmente cuando mueve el brazo, tose o estornuda. La persona afectada puede sentir una zona de su cuerpo como dormida, entumecida o con una sensación extraña, que se corresponde con un dolor interno en el nervio afectado. En algunos casos, una persona también nota una pérdida de fuerza o destreza en la mano, lo que hace que sea imposible coger algunas cosas.
- Mielopatía. Se produce cuando se comprime la médula espinal. Se debe a cualquier causa que comprometa la médula espinal, habitualmente una hernia discal, una estenosis o un tumor… así como a la presencia de proliferaciones de hueso que aparecen asociadas a procesos de artrosis o desgaste articular (osteofitos). La compresión crónica o mantenida de estos osteofitos afectan a la médula espinal o a los pequeños vasos que aportan sangre a la médula. Se manifiesta habitualmente con problemas de sensibilidad y/o movilidad en las cuatro extremidades, alteraciones esfinterianas y con el tiempo, con trastornos en la marcha.
Causas y factores de riesgo de una hernia discal
Las hernias de disco a menudo son el resultado de un desgaste natural, relacionado con la edad, y denominado comúnmente como degeneración del disco. A medida que las personas envejecemos, los discos se vuelven menos flexibles y más propensos a rasgarse y romperse. La mayoría de las personas no pueden precisar la causa de su hernia de disco.
Algunas veces, el uso de los músculos de la espalda para levantar objetos pesados puede generar una hernia de disco lumbar, al igual que torcerse y girar mientras levantas distintos objetos. A esto se añade la posición mantenida en el puesto de trabajo cuando estás inclinado ligeramente hacia delante y con la cabeza flexionada, algo que carga todavía más los discos intervertebrales.
Los factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia de disco son, entre otros:
- El peso. El exceso de peso puede causar estrés adicional en los discos de la región lumbar, produciendo gradualmente la degeneración del disco.
- El trabajo. Las personas con trabajos físicamente exigentes tienen un mayor riesgo de padecer problemas de espalda y cuello. Los movimientos repetitivos que implican levantar, tirar o empujar objetos también pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia de disco.
- La genética. En algunos casos, ciertas personas heredan la predisposición a tener una hernia de disco.
- Fumar. Se cree que fumar disminuye el suministro de oxígeno a los discos intervertebrales y hace que se deterioren más rápidamente.
- Uso de ordenador. Estar muchas horas en frente de la pantalla de un ordenador puede provocar problemas graves en espalda y cuello.
- Ser sedentario. El ejercicio regular puede ayudar a prevenir una hernia de disco. De hecho, caminar treinta minutos al día puede reducir la aparición de hernias discales.
Tratamiento de una hernia de disco
Gran parte de los pacientes no necesitan cirugía. Inicialmente, suele recomendarse una terapia aplicando frío/calor o medicamentos de tipo antinflamatorios. La mayoría de los pacientes alivian sus síntomas en cuestión de cuatro a seis semanas.
Tratamiento no quirúrgico
- Terapia frío/calor. Durante las primeras 24 a 48 horas, la terapia de frío ayuda a disminuir la circulación de la sangre lo que reduce la hinchazón, los espasmos musculares y el dolor. Después de las primeras 48 horas, puede aplicarse terapia a base de calor. En realidad, el calor aumenta la circulación de la sangre y relaja los tejidos blandos. Un aumento de la circulación ayuda a arrastrar y eliminar las toxinas que se acumulan en los tejidos, como consecuencia del espasmo muscular y la lesión del disco. No se debe aplicar hielo o calor de manera directa sobre la piel; se recomienda envolver la fuente de frío o de calor en una toalla durante 15-20 minutos como máximo, tres veces al día.
- Medicamentos. Los medicamentos pueden incluir un antiinflamatorio para reducir la inflamación, un relajante muscular para calmar los espasmos y un analgésico para aliviar el dolor intenso de corta duración. El dolor de leve a moderado puede tratarse con antiinflamatorios no-esteroideos (AINEs). Estos últimos alivian tanto la hinchazón como el dolor, pero su uso continuado puede provocar problemas gastrointestinales y de otra índole. En casos extremos se puede añadir un analgésico opioide.
- Fisioterapia. La fisioterapia incluye una combinación de tratamientos no quirúrgicos para disminuir el dolor y aumentar la flexibilidad de la zona. La terapia a base de ejercicios, un masaje suave y los estiramientos son algunos ejemplos. La idea de iniciar un tratamiento mediante un profesional o fisioterapeuta se basa en fortalecer la zona en cuestión para evitar un mayor deterioro de la parte inflamada o dolorida.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía se considera cuando el tratamiento conservador no alivia los síntomas o cuando se sospecha de compresión de una raíz cervical o, en situaciones más graves con compromiso de la médula espinal. Cuando se trata de aliviar la presión sobre un nervio y el dolor de cuello, la cirugía incluye una extracción completa del disco (también conocida como «discectomía»), seguido por el implante de un dispositivo espaciador o una prótesis total de disco.
Esta cirugía se hace en la parte anterior del cuello (se le llama «microdiscectomía y artrodesis o prótesis discal anterior»). Estos procedimientos muchas veces se realizan usando técnicas de invasión mínima. La cirugía de invasión mínima no requiere incisiones grandes, sino que se hace un pequeño corte y se usan instrumentos y dispositivos minúsculos especializados durante la operación, como un microscopio e instrumental de microcirugía.
Mejor cirujano de hernia discal
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