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Hernia discal cervical: síntomas, causas y tratamiento

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La hernia discal cervical es una de las afecciones más comunes que afecta la zona del cuello, provocando dolor e incomodidad. A menudo, las personas desconocen sus síntomas hasta que el problema se agrava. 

Entender las causas y los síntomas tempranos de esta condición es esencial para buscar tratamiento a tiempo y evitar complicaciones más severas. 

En este artículo, profundizaremos en los síntomas más comunes y las causas principales de la hernia discal cervical para que puedas estar informado y prevenir el deterioro de tu salud cervical.

¿Qué es una hernia discal?

La columna vertebral está compuesta por vértebras que protegen la médula espinal, y entre estas vértebras se encuentran discos intervertebrales. Estos discos actúan como amortiguadores que permiten la movilidad del cuello y la columna. 

Una hernia discal cervical ocurre cuando uno de estos discos se desplaza o sufre un daño, ejerciendo presión sobre los nervios de la médula espinal en la región del cuello. 

Esta compresión nerviosa puede generar una variedad de síntomas que afectan no solo el cuello, sino también los brazos, los hombros y, en algunos casos, incluso las piernas.

Hernia discal en el cuello: síntomas principales

Los síntomas de una hernia discal en el cuello  pueden variar dependiendo de la severidad del desplazamiento o daño del disco, así como de la cantidad de presión que ejerce sobre los nervios. A continuación, se detallan los síntomas más comunes que podrían indicar la presencia de una hernia discal cervical.

Dolor en el cuello

El síntoma más frecuente es el dolor en la región cervical. Este dolor puede variar desde una molestia leve hasta un dolor agudo que limita los movimientos del cuello. En muchos casos, el dolor empeora al mover la cabeza o tras largos periodos en una misma postura, como al trabajar frente a un ordenador.

Dolor irradiado

En algunos casos, el dolor en el cuello puede irradiarse hacia otras partes del cuerpo, como los hombros, los brazos e incluso las manos. Esta irradiación del dolor es señal de que la hernia está ejerciendo presión sobre los nervios que conectan el cuello con estas áreas.

Debilidad muscular

Otro síntoma a tener en cuenta es la debilidad muscular en los brazos o las manos. Las personas que sufren de una hernia discal cervical pueden notar que tienen dificultades para sostener objetos o que experimentan una sensación de cansancio en los músculos de los brazos sin razón aparente.

Hormigueo o entumecimiento

Un signo común de compresión nerviosa es la sensación de hormigueo o entumecimiento en los brazos o las manos. Esta sensación puede ser intermitente o constante, y suele empeorar con ciertos movimientos o posturas.

Dolor de cabeza

El dolor de cabeza, especialmente en la parte posterior de la cabeza, también puede estar relacionado con una hernia discal cervical. Este síntoma es consecuencia de la tensión y presión en los músculos y nervios del cuello.

Pérdida de reflejos

En casos más avanzados, algunas personas pueden notar una disminución en los reflejos de los brazos o las manos. Este síntoma es un indicio de que la hernia discal está afectando gravemente los nervios y requiere atención médica inmediata.

¿Cuáles son los síntomas de la cervical inflamada?

Cuando hay inflamación en la región cervical, los síntomas suelen ser muy similares a los de una hernia discal, pero más leves en algunos casos. Entre ellos se encuentran:

  • Rigidez en el cuello.
  • Dolor que aumenta al girar la cabeza.
  • Dolores de cabeza tensionales.
  • Hormigueo o adormecimiento en los hombros o brazos.

Hernia cervical: síntomas graves

Es importante reconocer los síntomas graves de una hernia cervical, ya que pueden indicar complicaciones más serias. Los síntomas que requieren atención inmediata incluyen:

  • Debilidad significativa en uno o ambos brazos.
  • Pérdida del control de la vejiga o intestinos.
  • Dificultad para caminar o coordinar los movimientos.

Estos signos podrían ser indicativos de una compresión grave de la médula espinal, lo cual puede llevar a problemas permanentes si no se trata rápidamente.

Causas de la hernia discal cervical

Las causas de la hernia discal cervical son variadas, y van desde factores relacionados con el envejecimiento hasta hábitos posturales incorrectos. Es importante identificar estas causas para prevenir la aparición de esta condición.

Degeneración natural del disco

Con el paso de los años, los discos intervertebrales tienden a desgastarse de manera natural. Esta degeneración discal es una de las causas más comunes de hernia discal cervical, ya que los discos pierden flexibilidad y resistencia, volviéndose más propensos a sufrir hernias.

Lesiones en el cuello

Una lesión traumática, como un accidente de tráfico o una caída, puede causar que un disco se desplace o se rompa, lo que puede derivar en una hernia discal. Este tipo de lesiones suelen ser más graves y pueden requerir intervención médica más inmediata.

Esfuerzo físico excesivo

El levantamiento de objetos pesados o movimientos bruscos y repetitivos pueden causar un daño en los discos cervicales, especialmente si no se adoptan posturas adecuadas. Aquellas personas que realizan actividades físicas intensas o trabajos que demandan esfuerzos físicos son más propensas a desarrollar esta condición.

Mala postura

Mantener una postura incorrecta, especialmente durante largos periodos de tiempo, puede contribuir al desarrollo de una hernia discal cervical. Pasar horas frente al ordenador o usar dispositivos móviles con una postura inadecuada son factores de riesgo importantes.

Predisposición genética

Aunque no es la causa más común, algunas personas tienen una predisposición genética que hace que sus discos sean más propensos a la degeneración o al daño, lo que incrementa la posibilidad de desarrollar una hernia discal cervical.

Estrés y tensión muscular

El estrés y la tensión muscular crónica en la zona del cuello pueden acelerar el desgaste de los discos intervertebrales, aumentando el riesgo de hernia discal. El estrés emocional también puede provocar tensión física, lo que agrava la presión sobre la columna cervical.

¿Cómo se diagnostica una hernia discal cervical?

El diagnóstico de una hernia discal cervical requiere una evaluación médica detallada. Los médicos suelen realizar un examen físico y revisar los síntomas del paciente.

En algunos casos, puede ser necesario recurrir a pruebas de imagen, como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, para confirmar la presencia de una hernia discal y determinar su gravedad.

Tratamientos para la hernia discal cervical

El tratamiento para la hernia discal cervical puede variar según la severidad de la afección y el impacto en la calidad de vida del paciente. Existen diversas opciones, desde tratamientos conservadores hasta la intervención quirúrgica.

Tratamiento conservador

En los casos menos graves, se recomienda el tratamiento conservador, que incluye reposo, fisioterapia y medicación para reducir la inflamación y el dolor. La fisioterapia es fundamental para fortalecer los músculos del cuello y mejorar la postura, lo que ayuda a aliviar la presión sobre los discos dañados.

Medicación

El uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), relajantes musculares y analgésicos puede ser útil para controlar el dolor y la inflamación. En algunos casos, los médicos pueden recetar esteroides o realizar inyecciones de cortisona para reducir la inflamación local.

Cirugía

La cirugía se considera cuando el tratamiento conservador no alivia los síntomas o cuando se sospecha de compresión de una raíz cervical o, en situaciones más graves, con compromiso de la médula espinal.

Cuando se trata de aliviar la presión sobre un nervio y el dolor de cuello, la cirugía incluye una extracción completa del disco (también conocida como «discectomía»), seguida por el implante de un dispositivo espaciador o una prótesis total de disco.

Esta cirugía se realiza en la parte anterior del cuello (se le llama «microdiscectomía y artrodesis o prótesis discal anterior»). Estos procedimientos muchas veces se realizan usando técnicas de invasión mínima.

La cirugía de invasión mínima no requiere incisiones grandes, sino que se hace un pequeño corte y se usan instrumentos y dispositivos minúsculos especializados durante la operación, como un microscopio e instrumental de microcirugía.

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