En el post de hoy te contamos todo sobre la artrosis: cuáles son las causas que posibilitan la aparición de esta dolencia, cuáles son los síntomas y los factores de riesgo más comunes o con qué opciones de tratamiento cuenta esta enfermedad degenerativa en la actualidad.
Sigue leyendo el presente artículo para enterarte de todo. Si necesitas saber más información sobre la artrosis. Puedes valorar una consulta con un médico especialista en artrosis.
¿Qué es la artrosis?
La artrosis (u osteoartritis) es una enfermedad degenerativa que se caracteriza por la destrucción progresiva del cartílago que recubre las superficie de los huesos. En concreto, el cartílago es un tejido que amortigua y protege los extremos de los huesos, favoreciendo el movimiento de la articulación.
En el momento que se desarrolla la artrosis, el cartílago pierde sus propiedades llegando incluso a desaparecer. Cuando esto se produce, se origina un gran dolor en el paciente debido al roce de los huesos implicados.
Aunque la osteoartritis puede dañar cualquier articulación del cuerpo, el trastorno afecta más comúnmente a las articulaciones de las manos, las rodillas, las caderas y la columna vertebral.
Síntomas de la artrosis
Los síntomas de la artrosis suelen desarrollarse con lentitud y empeoran, poco a poco, con el tiempo. Los más comunes son los siguientes:
Dolor: Las articulaciones afectadas por la artrosis pueden doler durante o después de realizar un movimiento.
Rigidez: La rigidez en las articulaciones puede ser más notoria al despertarte por la mañana o después de estar inactivo (por ejemplo, cuando estas sentado mucho tiempo y quieres levantarte).
Sensibilidad: Es posible que la articulación que presenta síntomas de artrosis esté sensible cuando aplicas un poco de presión sobre ella o cerca de la zona sensible.
Pérdida de flexibilidad: Los que padecen de artrosis es posible que no puedan mover la articulación en todo su rango de movimiento.
Ruidos y chasquidos: Si haces cualquier tipo de movimientos es posible que sientas una sensación chirriante al usar la articulación o que oigas chasquidos.
Osteofitos: Se trata de pedazos adicionales de hueso que al tacto se sienten como bultos duros y pueden formarse alrededor de la articulación afectada.
Hinchazón: Esto puede producirse por la inflamación de los tejidos blandos que se encuentran alrededor de la articulación dañada.
En definitiva, el síntoma fundamental de la artrosis es el dolor. Inicialmente se manifiesta de manera profunda y poco localizada. Este dolor suele aparecer cuando se exige un esfuerzo a la articulación deteriorada y, en general, empeora conforme avanza el día.
A medida que la enfermedad avanza progresivamente, el dolor puede aparecer incluso en reposo o en el propio descanso nocturno.
Causas y factores de riesgo de la artrosis
La artrosis se produce cuando el cartílago que amortigua el choque entre huesos se deteriora gradualmente. El cartílago es un tejido firme que permite un movimiento articular prácticamente sin fricción.
Normalmente, se habla de la artrosis como una enfermedad de desgaste natural. Además de la descomposición del cartílago, la artrosis afecta a toda la articulación provocando cambios en el hueso y en los tejidos blandos.
Entre los factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de que padezcas artrosis, se encuentra:
Edad avanzada: El riesgo de padecer artrosis aumenta conforme la persona envejece.
Sexo: Las mujeres son más propensas a padecer artrosis, aunque no está claro el motivo concreto de por qué sucede esto.
Obesidad: Tener sobrepeso contribuye en el desarrollo de la artrosis de varias maneras, además de que cuanto mayor sea tu peso, mayor será tu riesgo de padecer esta dolencia. Un peso mayor agrega estrés a las articulaciones que soportan ese peso, como las caderas y las rodillas. Además, el tejido graso produce proteínas que pueden causar inflamación en las articulaciones.
Lesiones articulares: Las lesiones, como las que ocurren al practicar algún deporte o por un accidente, pueden aumentar el riesgo de padecer artrosis. Incluso las lesiones que ocurrieron hace muchos años, y que aparentemente ya se curaron, pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis en un futuro.
Tensión repetida en la articulación: Si en tu trabajo o al practicar un deporte sometes una articulación a un esfuerzo repetitivo, esa articulación podría presentar artrosis con el tiempo.
La genética: Algunas personas heredan la tendencia a desarrollar artrosis. Existen test que permiten saber si tienes genes que están estrechamente asociados al desarrollo de la artrosis.
Deformidades óseas: Algunas personas nacen con articulaciones malformadas o cartílagos defectuosos que, con el paso de los años, puede provocar artrosis.
Ciertas enfermedades metabólicas: Estas enfermedades incluyen diabetes, hemocromatosis (una afección en la cual su cuerpo tiene demasiado hierro), gota, mellitus, displasias óseas.
Tratamiento para la artrosis
Tratamiento no quirúrgico
En la actualidad, los tratamientos no quirúrgicos disponibles son:
Tratamiento no farmacológico: Por ejemplo, hacer fisioterapia o practicar ejercicios aeróbicos (natación, caminar, entre otros).
Tratamiento farmacológico: Inicialmente se suele recetar el paracetamol. Como antiinflamatorios no esteroideos, se tiende a emplear los inhibidores de la COX-2 (celecoxib y rofecoxib). En algunos casos, se pueden recetar otros analgésicos como el tramadol o la codeína.
Sulfato de glucosamina y condroitín sulfato: Estimulan la síntesis de matriz extracelular del cartílago, ejerciendo un control moderado sobre el dolor articular (si bien los estudios realizados no muestran unos resultados totalmente definitivos). Igualmente, los corticoides intraarticulares pueden ser eficaces solo en casos puntuales.
Ácido hialurónico y factores de crecimiento plaquetario intra-articulares: Sirven para tratar aquellos pacientes con una artrosis refractaria al tratamiento médico, al tener un efecto analgésico-antiinflamatorio y protector del tejido.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico está indicado en las fases tardías de la enfermedad, cuando existe dolor refractario o un importante trastorno funcional que impide hacer vida con normalidad.
Existen cuatro procedimientos quirúrgicos:
- La osteotomía (para corregir la distribución de cargas).
- La artroscopia (con lavado y desbridamiento intraarticular).
- La artrodesis (o fusión articular, útil en la columna y en pequeñas articulaciones).
- La artroplastia o sustitución articular por una prótesis, muy frecuentes en prótesis de cadera y prótesis de rodilla.
Contacta con un especialista
En España, la artrosis afecta a un gran porcentaje de la población general, con las consecuentes limitaciones en la movilidad de quien la padece, la dificultad y recurrencia para controlar el dolor y el incremento del gasto sanitario que ello conlleva.
Si muestras signos de padecer artrosis de columna, no pierdas más tiempo, consulta con el Dr. Somoza para tratar, prevenir y /o aliviar las posibles molestias que ocasiona la artrosis.
Si necesitas más información sobre este tipo de intervenciones o quieres programar una cita, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para brindarte una atención personalizada.